domingo, 14 de diciembre de 2008

Dulces Traiciones

Sabía que hoy por hoy todo esto era imposible, pero había algo... no sabría decir qué, que me empujaba a albergar esperanzas.
Tal vez eran sus palabras, o la ternura tácita que rociaba nuestras conversaciones. Casi podía ver el brillo de sus ojos cuando le decía lo especial que era.
Ambos sabemos que tenemos lazos que nos atan, que nos atan a un hoy poco satisfactorio y nada comprensible, a veces, ni siquiera nosotros entendemos por qué no liberarnos y volar.
Hemos pasado tanto tiempo intentando no defraudar, demostrar que nuestra palabra tiene tanto o más valor que un gigantesto diamante en bruto, que ahora nos vemos esclavos de nuestros propios valores. O al menos yo me siento así.
Seguramente haya que esperar por ver lo que nos dice el cuerpo, si de verdad nos clama en compañía.
Esperar... a que pase algo que nos diga, firmemente, que efectivamente somos nuestra propia salida, lo que siempre habíamos estado buscando.
Y él me dijo:

"Algún día te rescataré,te rescataré del tiempo y la tristeza.Escaparemos,y nada,ni tampoco nadie, podrá cuestionar nuestra libertad, ni tampoco nuestras ganas de soñar.Porque tu eres mi sueño y que seas preciosa es una realidad."

No sé si fueron para mí, pero las quiero mías porque me dan lo que siempre necesité, un futuro en el que soy alguien imprescindible...
Merece la pena luchar hasta entonces (así sea el placebo que me vaya, a la larga, quitando la vida)

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