miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz año nuevo

Despedía un pasado reciente entre unos tragos de champagne. Unas burbujas juguetonas se llevaban en su interior todos los disgustos y los pesares del año que terminaba.
Comenzaba una nueva vida, un nuevo cuaderno, lleno de oportunidades a describir.
Se sentía optimista, sí, quizá esta vez fuese la buena y... si no, al menos tendría la oportunidad de empezar de cero.

cuando en la noche es terco el desafío
el pasado termina en este instante
aunque en la calle la gente se hiele de frío
aun queda la pasión del contrincante.

El mundo se acaba cuando cae la luna
y renace cuando el sol pica en el cielo
retuércete de gusto en esta cuna
mientras en las copas ellos pican hielo

Se recordará esta fiesta memorable
cada año caen las joyas como tradición
mientras afilan sus lenguas como sables
para entonar mil veces la canción

Feliz año dijeron los casuales
feliz vida los que son de corazón
recoge mis deseos a raudales
que en cada verso te desean lo mejor


;)

jueves, 25 de diciembre de 2008

Ni dónde ni cuándo

Allí estábamos ella y yo, marfil y ébano, debatiendo sobre la vida y la muerte en el corazón de aquel enjambre metálico.
La gente viene y va, se dicen, y más allí que es destino y punto de partida.
La selva nos acoge y nos riega con su humedad cálida y asfixiante, mientras se nos va la vida en las palabras. Mientras somos juez y parte del alma de las personas conocidas.
La vida apesta. Son sus palabras. Y encierran más verdades que ensayos enteros.
Dinos, danos una respuesta.

dicen que estamos locas, hablamos demasiado
cólera en la cómoda porque hace un viento helado
y se nos caen a trozos las flores de la terraza
más guerra en este corazón que en la franja de gaza

dime ¿Qué estoy buscando? ¿Dónde está?
si se supo esconder de mí sé que no llegará
y el pecho naúfrago de compasión flota sobre las tablas
¿De qué me sirve escuchar(te) si no sé de que hablas?

lunes, 22 de diciembre de 2008

Sin él

Quería que se diese cuenta de cuan grave era el problema, si sus trastadas me daban igual.
Parecía confundir con amor a la señora Indiferencia.
Yo retrasaba un fin inevitable, escudándome en la acechante soledad y sus colmillos afilados en torno a mi cuello.
Vivía el día a día sin preocuparme desmasiado ya que nada de lo que poseía y notaba perecedero o prescindible me importaba. Mas, lo que necesitaba, no corría ningún peligro.

Calma mi sueño cuando el sol asciende
dormido en la cama, hombre penitente
luce, cae por la pendiente
es el hada madrina de los confidentes

Rechaza un sueño desalentador, vuélvete a mí
sosegada calma de no sentir nada
yace condenada, en esta cama, espera el fin
que viene de mano de su alma enlatada.

Dime, Salvador ¿Cuándo vendrás? A romper el muro de este corazón.
Dime, Vida mía ¿Dónde estás? Que no logro alcanzar tu dulce voz.


Y dibujando rostros mágicos e indefinidos paso las noches. Los sueños, en los que de otro es el peso que siento sobre mi cuerpo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Cada noche

Tenía un secreto escondido en mente
un claro ejemplo de muchas mentiras
como cuando decías que vendrías
no te pararía el peso de la gente.

Recito cada noche el nuevo embrujo
a la luz de una luna aun creciente
que se marchita sola y dignamente
como pervive aquel por el que pujo.

Mas ya no tengo fuerza ni valores
para poder seguir en esta guerra
para poner en juego corazones

Si me quiere llevar a sí la tierra
me llevaré recuerdos y emociones
no soy de aquellas que a volar se aferra.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Dulces Traiciones

Sabía que hoy por hoy todo esto era imposible, pero había algo... no sabría decir qué, que me empujaba a albergar esperanzas.
Tal vez eran sus palabras, o la ternura tácita que rociaba nuestras conversaciones. Casi podía ver el brillo de sus ojos cuando le decía lo especial que era.
Ambos sabemos que tenemos lazos que nos atan, que nos atan a un hoy poco satisfactorio y nada comprensible, a veces, ni siquiera nosotros entendemos por qué no liberarnos y volar.
Hemos pasado tanto tiempo intentando no defraudar, demostrar que nuestra palabra tiene tanto o más valor que un gigantesto diamante en bruto, que ahora nos vemos esclavos de nuestros propios valores. O al menos yo me siento así.
Seguramente haya que esperar por ver lo que nos dice el cuerpo, si de verdad nos clama en compañía.
Esperar... a que pase algo que nos diga, firmemente, que efectivamente somos nuestra propia salida, lo que siempre habíamos estado buscando.
Y él me dijo:

"Algún día te rescataré,te rescataré del tiempo y la tristeza.Escaparemos,y nada,ni tampoco nadie, podrá cuestionar nuestra libertad, ni tampoco nuestras ganas de soñar.Porque tu eres mi sueño y que seas preciosa es una realidad."

No sé si fueron para mí, pero las quiero mías porque me dan lo que siempre necesité, un futuro en el que soy alguien imprescindible...
Merece la pena luchar hasta entonces (así sea el placebo que me vaya, a la larga, quitando la vida)

martes, 9 de diciembre de 2008

Paciencia

Quería verse de nuevo metida en el juego. Sí, volver a tener el control como la emperatriz de "La maldición de la flor dorada".
Volver a creer en alguien, tanto como lo hacía la esposa en "El velo pintado".
Tener algo tan irreal como el amor en "Crepúsculo".
Todas esas películas le estremecían.
Era como por fin, volver a tener la constancia de que existía todo aquello. Ya no por las imágenes, ya no por la superficialidad de lo que es una producción de cine, sino porque alguien, en algún momento, creó cada una de esas historias.
Ella seguía teniendo la idea de que cuando alguien crea una obra es porque la siente.
Se escribe con el alma, dicen.
Al menos ella así lo hacía (y ya se sabe que cree el ladrón que todos son de su condición).
Buscaba en otros, ese halo de magia que algunos decían ver en ella, puesto que, no se creía ni mucho menos única en el mundo y... pensaba... "Si no soy única, debería haber, en alguna parte, más personas como yo..."
¿Qué hacía ella para que la encontrasen? No lo sabía, así que no sabía por donde seguir buscando.
Las posibilidades de hoy en día son infinitas, y como infinitas que son, se tornan inaccesibles para cualquier humano, de capacidad limitada y mente cuadriculada.
Tocaba lo de siempre, volver a creer en la casualidad, en el destino... ¡Ese maldito traidor embustero!
Sea como fuere, si hay que esperar a que un príncipe a lomos de un caballo blanco venga a buscarte a un torreón... al menos habrá que avisarle de que estás allí ¿No?

"Sin Rey que proclame mi estado de clausura, me veo obligada a escapar cada noche de esa torre "infranqueable" para dejar en cada almohada, un carta anónima desesperada"

Ladrón

Resistiré al tiempo
como resistí al peso de tu aliento
resucitaré de entre los muertos.

Ahora, ni fénix ni águila dorada
Tantos son los cuentos que duermen en mi cama
¡Calla princesa! Que aun duerme el hada.

Recordar, huir hacia el pasado sin mirar
Atrás aun queda el tiempo, queda el mar
delante un horizonte sin final.

Sentir la niebla húmeda en la cara
casi como al caer sal en una yaga
dice que no te traerá la madrugada.




Si por un momento existiera aquel ser maravilloso, pendenciero
Que sabe astuto colarse por cualquier agujero
dime
si no perdería lo que fuera por ser el primero
en robar un corazón codiciado por el mundo entero.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Hoy entendí el porqué de la bruma en las mañanas.
El horizonte es mentira.
Dibújame incrustada en piedra, entre la hiedra.
Toquetearé cual golondrina en tus ventanas. (Seré una de aquellas que no volverá)


Bailemos.
Mírame a los ojos, esos que siempre velarán por ti.
No soy más que una silueta en el humo de todos sus puros, un rubor entre las sábanas o... tal vez, la sombra de un sueño en el instante justo de despertar.
Ir a trabajar.
Temblar.


Me cambió la vida un nombre, sólo eso, una azarosa agrupación de letras.
Un halago escrito y ni siquiera a puño y letra.
Una imagen moviéndose lejos, muy lejos.
Un rostro a imaginar.
El mar.


Me aburren las preguntas de siempre, no soy lo que hago ¿Entiendes?
Dime cómo suena el veneno de la vívora.
Dime a qué sabe un último aliento.
Si miento.


Despierta en mis manos los versos ¿No?
O cierra la ventana por fuera sin decir adiós.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Despertares


Después de soñar con Álvaro (una vez más) desperté de forma distinta.
Esta vez me faltaba el aire, ni siquiera podía concentrarme en llorar toda esa angustia que se me acomodaba en el pecho.
Sentía como si todo mi interior acabase de ser sometido a un envasado al vacío. Como si se me hubieran entretejido los tejidos. Tensión.
Supe que estaba tan helada en el fondo, que ni aun llorando en el sueño podría hacerlo al despertar, tan insensible como me había vuelto y, entonces, me maldije a mí misma por saber que hacía tanto tiempo que no sentía algo así en la vida real, que no podía recordarlo.
Nada me robaba el aliento ya.
Nada.
Ningún amor era tal como el que sentí por Álvaro en aquel sueño. Aquella conexión mística y ese amor salvaje y brutal, pese a ni siquiera ser consumado.
Un amor metafísico, de esos que te hacen llorar con tan sólo unas palabras.
Nada, ahora era un témpano de hielo.
Quizá por ello el mejor sueño fuera no despertar, por si me doy cuenta de que ya no siento nada, que ya no hay quien me salve.
Moriré en la torre. Eso sí SOÑANDO.