sábado, 9 de enero de 2010

Gracias por la cerveza

Le vi abriendo su nueva guitarra con una sonrisa agridulce en los labios. Porque me vi en él, porque le vi en mí.

También me asustan los cambios y me gusta la soledad. Aun así me siento sola y me importa sólo a ratos.

Necesito una dosis de diferencia para seguir viviendo de una forma entusiasta y no-mecánica. Mis pies se mueven solos como si llevara una enorme llave en la espalda a la que el despertador da cuerda.

Vuelve a sonar el móvil y sigue sin importarme. Tu voz suena mejor en mis sueños. Suena genial cuando creo que está cerca de mi oído y, aun así, cuando miro el sofá suave, mullido y vacío me lleno de paz. Una paz maravillosamente pura. Una paz sin una pizca de pasión ni alegría. Y es maravillosa por ser así, tampoco querría un amor lleno de calma.

Hace tiempo que no encuentro lo que busco y me da igual porque no busco nada. Escribo a mano con un bolígrafo de cartón de propaganda en un folio sucio, aunque tal vez luego lo pase a ordenador para fardar delante del mundo de lo jodidamente bien que escribo. Que sea cual sea el medio soy capaz de dar un vuelco a corazones.

Mi alma sigue estando pegada a estas letras.

Ahora mismo no echo nada de menos y no sé hasta qué punto es triste, pero si miro de reojo me parece verte apoyado en el otro extremo del sofá y me gusta, casi puedo sentir tu mano acariciándome el pie, envuelto en esos preciosos calcetines térmicos.

Casi puedo olerte.

No me importa cuántas mujeres te sueñen a la vez que yo, no siento a ninguna como rival para mí porque, como dirían en la peli de James Cameron “yo te veo”.

No soy la distinta, ni falta que hace, soy como tú y eso me hace llegarte. Aunque no estés, existes. Con eso me vale.

Se me cierran los ojos porque la cerveza me burbujea el sueño. Soy patética y aun así conservo cierto brillo en los ojos en forma de encanto.


“Esta noche te abrazaría, creéme, te besaría...”


Cerraría los ojos y oiría tu voz, te tocaría telepáticamente, con las puntas de mis sueños. Te besaría en la distancia como una princesa de moral distraída hace con el mozo de cuadras.

Te haría saber que eres tú y sólo tú, por encima del mundo.

No nos engañemos, no soy una romántica, simplemente sé decir lo que siento mejor que cualquiera, no me avergüenza sentirme débil ni me asusta perder. No siento que esté compitiendo, no aquí, no en esto.

Además, todo esto no es tan tangible como para resultar una amenaza, así que aun puedo permitirme ciertas licencias.

Ya asumí la derrota a largo plazo, esa que dice que voy a morir sola. No sé en qué momento de mi vida la cagaré definitivamente para llegar a ello, pero sé que, si es ahora, podré pasarme la vida haciendo mi santa voluntad, no habrá nada que temer entonces. Por eso aun estoy tranquila.

Casi me da más miedo comprobar que el mundo es mejor con alguien a mi lado sabiendo que cada paso puede ser el último, si fallo puede ser fatal.

Te haré caso y me iré a dormir, olvidaré que esta noche ha existido y quemaré este folio para así purificar su alma..

Gracias por existir e inspirarme estas palabras. Cuando no estés, mucha tinta morirá sin haber vivido nunca. Puedes estar muy orgulloso de quien eres. Con sólo una pizca mira lo que has inspirado en mí.

2 comentarios:

Carla dijo...

genial

(me he quedado sin palabras)


un bsito

El Drac dijo...

Pues sí escribes muy bien, nos has dejado esa sensación de limbo que hay cuando estamos entre una cosa y la otra y tranquilamente no esperamos nada. Un abrazo;)